martes, 10 de diciembre de 2013

En Córdoba Capital también hay barrios sin red de agua / Comunicado de prensa de la Comisión Provincial de Tierras


Desde la Comisión Provincial de Tierras (CPT),  que nuclea, entre otras, a las Comunidades  del Complejo Yapeyú, Villa La Vaquita Echada,  El Campamento,  y la Comunidad Marta Juana González, que, en conjunto, congrega a cientos de familias de distintos sectores de Córdoba, hacemos pública la siguiente situación.

Desde hace muchos años, las familias de estas comunidades vienen padeciendo la falta del agua potable, recurso elemental para el desarrollo de una vida digna. En esa línea, se han venido impulsando, a través de la Comisión Provincial de Tierras, distintas gestiones y reclamos ante la Secretaría de Recursos Hídricos de la Provincia de Córdoba, el Ente Regulador de Servicios Públicos (ERSEP), el Ministerio de Desarrollo Social de la Provincia,  la Dirección de Hábitat de la Municipalidad, y la Empresa Aguas Córdobesas, dependencias diversas, en suma, que no están resolviendo este reclamo tan urgente, siendo que es una obligación del estado dar respuesta a este derecho primordial.  


Todas estas familias, donde hay numerosas mujeres y niños, entre ellos discapacitados y enfermos terminales, vienen siendo soslayadas sistemáticamente, fruto de políticas de segregación y discriminación social, lo que las excluye de las posibilidades de mejoramiento de la calidad de vida. 

Estado de cosas que se pronuncia cada vez más en una ciudad como Córdoba donde, por otra parte, se incentivan iniciativas de desarrollo inmobiliario con obras fastuosas,  y countries, donde, allí sí, las instalaciones son de lujo y los servicios se instalan en un santiamén.

Entonces, cuando se habla de seguridad, de reivindicación de derechos, ¿qué estamos queriendo decir?
En este sentido, hacemos, de manera urgente, un llamado a toda la sociedad y a los medios de comunicación, a hacerse eco y solidarizarse con esta causa.

Porque no somos ciudadanos de segunda y queremos vivir dignamente.

Comisión Provincial de Tierras
Teléfonos de contacto:
3543-15613344 Ernesto (Yapeyú)
351-153077484 Cristina ( El campamento)
351-156833884 Luis (Villa la Vaquita)
351-156887077 Patricia (complejo Yapeyú)

351- 158064176 Nalda (complejo Yapeyú)

martes, 29 de octubre de 2013

Los dos colegios

Por Guido Montali

La miraba de reojo a Miriam, que no cambiaba su aparente indiferencia cuando los papelitos azules y blancos salían de los sobres y las manos temblorosas de la autoridad que los apilaba. Observadora astuta, sabía que estaba mucho más preparada que yo para eso, invadido de una emoción que me hacía hablar con todos los fiscales sobre mis pagos en el sur del conurbano, ayudando al presidente que por algún motivo que desconozco sentía que podía confiar en mí, intentando descomprimir una situación que no tenía por qué ponerse tensa, armar algunos rompecabezas defendiendo boletas, está enterita, ¿no ves?, si la podes reconstruir entonces es válido. 
Miriam, rígida e imperturbable, centinela de lo que nos correspondía. Pero cuando todo estaba terminando, cuando los números le daban contenido a lo que podíamos percibir a simple vista, ahí Miriam me miró y sonrió. Una mueca, un efímero gesto, que como vino se fue. Sabía todo lo que significaba, su aprobación, su muestra de deber cumplido, habíamos ganado en la 430, le dije que eso nos valía para ir con el pecho inflado el resto del año, para contarlo una y otra vez, y no pude más que abrazarla, creyendo hasta ahí que éramos portadores de un privilegio irrepetible.


Escuchamos un grito, una pregunta que venía del pasillo, sí, nosotras también. Salimos del cuarto y caminamos sacando la ansiedad por las piernas, se abría otra puerta, y otra y otra, una mano salía con un dedo en alto mostrándonos un uno, una sonrisa incrédula nos aseguraba que ahí de nuevo, una voz agrandada, che acá ganamos. ¿Al lado? Voy a ver, espera. Crucé al otro colegio, la directora me habló en voz bajita, acá nos fue bárbaro, un puntero radical mordía algunas palabras que llegue a entender “ah, nunca se la vio tan contenta a la directora”, que poco oído hizo y siguió doblando unos papeles. Todos y todas iban confirmando lo que horas atrás hubiera parecido una locura, una ilusión desmedida sabiendo desde donde partíamos. Habíamos ganado los dos colegios.


Salí rápido para llevar la noticia a los que me esperaban ahí enfrente, a cincuenta metros nomás, y ahora que lo pienso no entiendo cómo paso. No logro comprender semejante desorientación. Al caso, lo mismo daba, no estaba muy lejos, en algún momento iba a encontrar el colegio. Caminando reconocí una iglesia vieja, una plaza, unos chicos que charlaban en la esquina. Ahí las vi. Cómo paso no lo sé, cómo habían llegado tan rápido, cómo se habían cambiado, pero además, ¿qué hacían ahí?, teníamos que irnos, llenar planillas, terminar con las formalidades. Cuando iba acercándome para decírselo me frene de golpe, qué son esas caras más jóvenes, esos raros peinados, entraban y salían de las casas, con vecinos y vecinas, charlaban y discutían, se reían y lloraban, sacaban una máquina de coser, vendían pan, unos metros más allá parecían dar apoyo escolar, pintar un mural, acarrear una pala, cebar un mate, tirar un ladrillo, transpirar. 

A medida que entraban y salían de las casas, las chicas iban cambiando, tardé en comprender que no era sólo su ropa o sus peinados, eran también sus edades, sus modos, su caminar. Recién entonces me di cuenta de que algunas eran muy jóvenes cuando las vi al llegar, corrían los minutos -bueno minutos para mí, es muy difícil medir una cosa así, en ellas eran mucho más que minutos, eran meses, quizá años- y todo entraba en una vorágine ante la cual de poco servía querer entender. Sé que las vi un buen rato, que dejé de preocuparme. Yo no las conocía, todavía no las había conocido. Pero sabía quiénes eran. Nada era más importante que lo que estaban haciendo, así que retrocedí, volví y en ese estado de abstracción en el que se entra cuando alguien camina pensando, me encontré de nuevo frente a los colegios. También estaban ahí. Otra vez. O nunca se habían ido, tampoco sé cuánto me había demorado, qué importa ahora saber eso. Te puedo contar que cuando llegué estaban cantando, se fundían en abrazos, tenían los ojos brillosos, y yo entré rápido en una foto.

Acaso eso no se explique nunca, tal vez jamás le encuentre alguna lógica. Pero de todas formas me alegra saber que la semana que viene voy volver a verlas hacer de las suyas, y así como esos pocos minutos me mostraron años, lo que siga también me va a dejar ver sus cambios, algunas canas, su persistente voluntad, y, claro, la razón de haber ganados los dos colegios.

jueves, 24 de octubre de 2013

Pese a las gestiones, las familias de la comunidad el Campamento continúan sin agua


Pese a los sucesivos trámites efectuados en distintos estamentos públicos, reclamos y solicitudes, y luego de haber sido atendidos por funcionarios municipales en un intento de encontrar soluciones, las más de sesenta familias de la comunidad El Campamento, ubicado en la zona de Alta Córdoba, continúan sin agua potable, y la situación para muchas de ellas se hace insostenible.

Al respecto, durante una reunión vecinal en la que abordaron las medidas a adoptar para contrarrestar esta difícil situación, los vecinos señalaron lo siguiente:

“Nosotros somos gente de trabajo, y no estamos pidiendo que se nos regale nada, ni mucho menos, estamos exigiendo, sí, que los funcionarios correspondientes atiendan nuestro reclamo, como corresponde, y que aseguren nuestro derecho a acceder al agua potable y a una mejor calidad de vida”.

“Venimos esperando que desde la Municipalidad  y de los otros organismos provinciales nos brinden una solución, porque la verdad que estamos atravesando una situación muy difícil que se sigue dilatando”
 “…somos vecinos que estamos exigiendo contar con un servicio básico, aquí hay niños pequeños, mujeres, personas adultas, no podemos estar sin el recurso del agua…”

Desde El Campamento, vienen reclamando desde octubre del año pasado la falta del servicio de agua que aqueja a toda la comunidad,  asentada desde hace más de dos décadas en terrenos fiscales que pertenecen a la empresa Belgrano Cargas y Logística S.A, recientemente estatizada.

Desgracia vecinal                         


Ante esta difícil situación, las familias se abastecen de agua que no es apta para el consumo y que, además, no llega a todos los hogares de allí debido a la poca presión de la bomba del tanque que alberga dicho recurso, compartido por toda la comunidad. Este inconveniente, trajo aparejado, en el mes de febrero de este año, un trágico episodio al incendiarse una vivienda por completo, hecho que no pudo ser atendido por los vecinos, debido a la poca presión del agua.


Pese a las gestiones y  el diálogo, las respuestas que no llegan

En este orden de cosas, desde hace casi un año, por intermedio de la Comisión Provincial de Tierras y Hábitat Social (CPT), entidad que nuclea a otros barrios y familias que padecen problemas similares, los vecinos vienen realizando gestiones y presentaciones ante los funcionarios del  Ministerio de Agua, Ambiente y Energía (expediente 813326 024 512 con fecha 18/12/2012, Expte. 833735 024 712 con fecha 28/12/2012; Expte. 086155 024 413 con fecha 08/03/2013), como así también a otras dependencias como Aguas Cordobesas y el ERSeP, en un intento de conseguir respuestas.

Frente a este panorama totalmente lamentable, las familias han elevado, además, un proyecto de colocación de grifos comunitarios el día 6 de diciembre del año pasado, en una reunión de la Comisión Provincial de Tierras; la mencionada reunión fue mantenida, durante la ocasión, con el Ing. Edgar Castelo, subsecretario de Recursos Hídricos del gobierno de la Provincia de Córdoba.

Finalmente, la semana pasada, algunos de los vecinos del Campamento, en el marco de las tratativas impulsadas por la Comisión Provincial de Tierras, han sido recibidos por funcionarios del municipio con la intención de buscar una solución; no obstante, aún no hay nada acordado.  

Ofuscadas, las familias han manifestado:

“Nosotros no podemos seguir esperando, necesitamos el agua, y así como nosotros, también los otros vecinos de los distintos barrios a quienes también les aqueja problemas de falta de acceso a los recursos básicos como el agua; además, no estamos pidiendo nada gratis, nosotros queremos contar con el agua, y abonar por el servicio como cualquier contribuyente”

“…Esperemos que se avance en el diálogo y que se realicen las tareas necesarias para solucionar esta falta; nosotros aquí seguimos pasándola muy mal”



miércoles, 16 de octubre de 2013

¡Basta de violencias, basta de narco-policía!


“Los hombres temen al pensamiento más que a cualquier otra cosa en la tierra –más que a la ruina, incluso más que a la muerte-. El pensamiento es subversivo y revolucionario, destructivo y terrible; el pensamiento es despiadado con el privilegio, las instituciones establecidas,  y los hábitos confortables; el pensamiento es anárquico y sin ley, indiferente a la autoridad, despreocupado de la acreditada sabiduría de las edades (…) Pero para que el pensamiento llegue a ser posesión de muchos, no el privilegio de unos pocos, debemos eliminar el temor. Es el temor lo que contiene a los hombres –el temor de que sus acendradas creencias resulten engañosas, el temor de que las instituciones por las que viven resulten dañinas, el temor de que ellos mismos resulten menos dignos de respeto de lo que habían supuesto que eran. “¿Debe el trabajador pensar libremente acerca de la propiedad?  Entonces, ¿qué nos ocurriría a nosotros los ricos?” ¿Deben los jóvenes (…) pensar libremente acerca del sexo? Entonces, ¿qué ocurrirá con la moralidad? ¿Deben los soldados pensar libremente acerca de la guerra? Entonces, ¿qué ocurrirá con la disciplina  militar?  ¡Basta de pensamiento! ¡Retornemos a las sombras del prejuicio, para que no corran peligro la propiedad, la moral y la guerra! Es mejor que los hombres sean estúpidos, lerdos y tiránicos, y no que su pensamiento sea libre. En efecto, si su pensamiento fuera libre, podrían no pensar como nosotros. Y este desastre debe evitarse a toda costa” (…)
Bertrand Russell, Principios de reconstrucción social, 1916[1]



Fundiéndose en colectivo humano, los cordobeses se acercaron esta tarde a plaza Vélez Sarsfield, para demostrar el hastío generalizado, el hartazgo incontenible, frente a las violencias de la narco-policía, la impunidad del poder, y en apoyo al periodista Tomás Méndez, miembro del equipo del programa periodístico ADN, a quien habrían amenazado de muerte[2].

Durante la ocasión, la nutrida concurrencia acompañó con palmas, entonó el nombre de “Tomas”, y concluyó cantando: “qué se  vayan, que se vayan, que se vayan,  que se vayan, que se vayan…”, refiriéndose al actual gobernador cordobés y su pléyade de funcionarios.

“Estamos cansados de la corrupción, de las asociaciones ilícitas, y de que desde el mismo gobierno provincial se ejerza todo tipo de manifestaciones de violencia, se alimente el negocio de las drogas, en vez de combatirlo, se amenace por decir las verdades que no les conviene, y se criminalice a los pobres, en vez de otorgar mayores oportunidades de inclusión…; hoy venimos a apoyar a los trabajadores de ADN, pero también venimos a pedir que se termine con tanta impunidad; ¡Basta de violencias, basta de narco-policía!”, manifestó un vecino, bajo el aplauso de la gente.

















[1] Reflexión  de  Bertrand  Russell,  En:  Fromm,  Erich  (1989)  Sobre  la  desobediencia  y  otros
ensayos. Paidós. Buenos Aires. Pg.  55-56.

[2] <Tomás Méndez presentó una denuncia por amenazas de muerte>. Diario La Voz del Interior. 8/10/13. Disponible en: http://www.lavoz.com.ar/politica/tomas-mendez-presento-una-denuncia-por-amenazas-de-muerte [Último acceso, 16 de octubre de 2013].