martes, 10 de diciembre de 2013

En Córdoba Capital también hay barrios sin red de agua / Comunicado de prensa de la Comisión Provincial de Tierras


Desde la Comisión Provincial de Tierras (CPT),  que nuclea, entre otras, a las Comunidades  del Complejo Yapeyú, Villa La Vaquita Echada,  El Campamento,  y la Comunidad Marta Juana González, que, en conjunto, congrega a cientos de familias de distintos sectores de Córdoba, hacemos pública la siguiente situación.

Desde hace muchos años, las familias de estas comunidades vienen padeciendo la falta del agua potable, recurso elemental para el desarrollo de una vida digna. En esa línea, se han venido impulsando, a través de la Comisión Provincial de Tierras, distintas gestiones y reclamos ante la Secretaría de Recursos Hídricos de la Provincia de Córdoba, el Ente Regulador de Servicios Públicos (ERSEP), el Ministerio de Desarrollo Social de la Provincia,  la Dirección de Hábitat de la Municipalidad, y la Empresa Aguas Córdobesas, dependencias diversas, en suma, que no están resolviendo este reclamo tan urgente, siendo que es una obligación del estado dar respuesta a este derecho primordial.  


Todas estas familias, donde hay numerosas mujeres y niños, entre ellos discapacitados y enfermos terminales, vienen siendo soslayadas sistemáticamente, fruto de políticas de segregación y discriminación social, lo que las excluye de las posibilidades de mejoramiento de la calidad de vida. 

Estado de cosas que se pronuncia cada vez más en una ciudad como Córdoba donde, por otra parte, se incentivan iniciativas de desarrollo inmobiliario con obras fastuosas,  y countries, donde, allí sí, las instalaciones son de lujo y los servicios se instalan en un santiamén.

Entonces, cuando se habla de seguridad, de reivindicación de derechos, ¿qué estamos queriendo decir?
En este sentido, hacemos, de manera urgente, un llamado a toda la sociedad y a los medios de comunicación, a hacerse eco y solidarizarse con esta causa.

Porque no somos ciudadanos de segunda y queremos vivir dignamente.

Comisión Provincial de Tierras
Teléfonos de contacto:
3543-15613344 Ernesto (Yapeyú)
351-153077484 Cristina ( El campamento)
351-156833884 Luis (Villa la Vaquita)
351-156887077 Patricia (complejo Yapeyú)

351- 158064176 Nalda (complejo Yapeyú)

martes, 29 de octubre de 2013

Los dos colegios

Por Guido Montali

La miraba de reojo a Miriam, que no cambiaba su aparente indiferencia cuando los papelitos azules y blancos salían de los sobres y las manos temblorosas de la autoridad que los apilaba. Observadora astuta, sabía que estaba mucho más preparada que yo para eso, invadido de una emoción que me hacía hablar con todos los fiscales sobre mis pagos en el sur del conurbano, ayudando al presidente que por algún motivo que desconozco sentía que podía confiar en mí, intentando descomprimir una situación que no tenía por qué ponerse tensa, armar algunos rompecabezas defendiendo boletas, está enterita, ¿no ves?, si la podes reconstruir entonces es válido. 
Miriam, rígida e imperturbable, centinela de lo que nos correspondía. Pero cuando todo estaba terminando, cuando los números le daban contenido a lo que podíamos percibir a simple vista, ahí Miriam me miró y sonrió. Una mueca, un efímero gesto, que como vino se fue. Sabía todo lo que significaba, su aprobación, su muestra de deber cumplido, habíamos ganado en la 430, le dije que eso nos valía para ir con el pecho inflado el resto del año, para contarlo una y otra vez, y no pude más que abrazarla, creyendo hasta ahí que éramos portadores de un privilegio irrepetible.


Escuchamos un grito, una pregunta que venía del pasillo, sí, nosotras también. Salimos del cuarto y caminamos sacando la ansiedad por las piernas, se abría otra puerta, y otra y otra, una mano salía con un dedo en alto mostrándonos un uno, una sonrisa incrédula nos aseguraba que ahí de nuevo, una voz agrandada, che acá ganamos. ¿Al lado? Voy a ver, espera. Crucé al otro colegio, la directora me habló en voz bajita, acá nos fue bárbaro, un puntero radical mordía algunas palabras que llegue a entender “ah, nunca se la vio tan contenta a la directora”, que poco oído hizo y siguió doblando unos papeles. Todos y todas iban confirmando lo que horas atrás hubiera parecido una locura, una ilusión desmedida sabiendo desde donde partíamos. Habíamos ganado los dos colegios.


Salí rápido para llevar la noticia a los que me esperaban ahí enfrente, a cincuenta metros nomás, y ahora que lo pienso no entiendo cómo paso. No logro comprender semejante desorientación. Al caso, lo mismo daba, no estaba muy lejos, en algún momento iba a encontrar el colegio. Caminando reconocí una iglesia vieja, una plaza, unos chicos que charlaban en la esquina. Ahí las vi. Cómo paso no lo sé, cómo habían llegado tan rápido, cómo se habían cambiado, pero además, ¿qué hacían ahí?, teníamos que irnos, llenar planillas, terminar con las formalidades. Cuando iba acercándome para decírselo me frene de golpe, qué son esas caras más jóvenes, esos raros peinados, entraban y salían de las casas, con vecinos y vecinas, charlaban y discutían, se reían y lloraban, sacaban una máquina de coser, vendían pan, unos metros más allá parecían dar apoyo escolar, pintar un mural, acarrear una pala, cebar un mate, tirar un ladrillo, transpirar. 

A medida que entraban y salían de las casas, las chicas iban cambiando, tardé en comprender que no era sólo su ropa o sus peinados, eran también sus edades, sus modos, su caminar. Recién entonces me di cuenta de que algunas eran muy jóvenes cuando las vi al llegar, corrían los minutos -bueno minutos para mí, es muy difícil medir una cosa así, en ellas eran mucho más que minutos, eran meses, quizá años- y todo entraba en una vorágine ante la cual de poco servía querer entender. Sé que las vi un buen rato, que dejé de preocuparme. Yo no las conocía, todavía no las había conocido. Pero sabía quiénes eran. Nada era más importante que lo que estaban haciendo, así que retrocedí, volví y en ese estado de abstracción en el que se entra cuando alguien camina pensando, me encontré de nuevo frente a los colegios. También estaban ahí. Otra vez. O nunca se habían ido, tampoco sé cuánto me había demorado, qué importa ahora saber eso. Te puedo contar que cuando llegué estaban cantando, se fundían en abrazos, tenían los ojos brillosos, y yo entré rápido en una foto.

Acaso eso no se explique nunca, tal vez jamás le encuentre alguna lógica. Pero de todas formas me alegra saber que la semana que viene voy volver a verlas hacer de las suyas, y así como esos pocos minutos me mostraron años, lo que siga también me va a dejar ver sus cambios, algunas canas, su persistente voluntad, y, claro, la razón de haber ganados los dos colegios.

jueves, 24 de octubre de 2013

Pese a las gestiones, las familias de la comunidad el Campamento continúan sin agua


Pese a los sucesivos trámites efectuados en distintos estamentos públicos, reclamos y solicitudes, y luego de haber sido atendidos por funcionarios municipales en un intento de encontrar soluciones, las más de sesenta familias de la comunidad El Campamento, ubicado en la zona de Alta Córdoba, continúan sin agua potable, y la situación para muchas de ellas se hace insostenible.

Al respecto, durante una reunión vecinal en la que abordaron las medidas a adoptar para contrarrestar esta difícil situación, los vecinos señalaron lo siguiente:

“Nosotros somos gente de trabajo, y no estamos pidiendo que se nos regale nada, ni mucho menos, estamos exigiendo, sí, que los funcionarios correspondientes atiendan nuestro reclamo, como corresponde, y que aseguren nuestro derecho a acceder al agua potable y a una mejor calidad de vida”.

“Venimos esperando que desde la Municipalidad  y de los otros organismos provinciales nos brinden una solución, porque la verdad que estamos atravesando una situación muy difícil que se sigue dilatando”
 “…somos vecinos que estamos exigiendo contar con un servicio básico, aquí hay niños pequeños, mujeres, personas adultas, no podemos estar sin el recurso del agua…”

Desde El Campamento, vienen reclamando desde octubre del año pasado la falta del servicio de agua que aqueja a toda la comunidad,  asentada desde hace más de dos décadas en terrenos fiscales que pertenecen a la empresa Belgrano Cargas y Logística S.A, recientemente estatizada.

Desgracia vecinal                         


Ante esta difícil situación, las familias se abastecen de agua que no es apta para el consumo y que, además, no llega a todos los hogares de allí debido a la poca presión de la bomba del tanque que alberga dicho recurso, compartido por toda la comunidad. Este inconveniente, trajo aparejado, en el mes de febrero de este año, un trágico episodio al incendiarse una vivienda por completo, hecho que no pudo ser atendido por los vecinos, debido a la poca presión del agua.


Pese a las gestiones y  el diálogo, las respuestas que no llegan

En este orden de cosas, desde hace casi un año, por intermedio de la Comisión Provincial de Tierras y Hábitat Social (CPT), entidad que nuclea a otros barrios y familias que padecen problemas similares, los vecinos vienen realizando gestiones y presentaciones ante los funcionarios del  Ministerio de Agua, Ambiente y Energía (expediente 813326 024 512 con fecha 18/12/2012, Expte. 833735 024 712 con fecha 28/12/2012; Expte. 086155 024 413 con fecha 08/03/2013), como así también a otras dependencias como Aguas Cordobesas y el ERSeP, en un intento de conseguir respuestas.

Frente a este panorama totalmente lamentable, las familias han elevado, además, un proyecto de colocación de grifos comunitarios el día 6 de diciembre del año pasado, en una reunión de la Comisión Provincial de Tierras; la mencionada reunión fue mantenida, durante la ocasión, con el Ing. Edgar Castelo, subsecretario de Recursos Hídricos del gobierno de la Provincia de Córdoba.

Finalmente, la semana pasada, algunos de los vecinos del Campamento, en el marco de las tratativas impulsadas por la Comisión Provincial de Tierras, han sido recibidos por funcionarios del municipio con la intención de buscar una solución; no obstante, aún no hay nada acordado.  

Ofuscadas, las familias han manifestado:

“Nosotros no podemos seguir esperando, necesitamos el agua, y así como nosotros, también los otros vecinos de los distintos barrios a quienes también les aqueja problemas de falta de acceso a los recursos básicos como el agua; además, no estamos pidiendo nada gratis, nosotros queremos contar con el agua, y abonar por el servicio como cualquier contribuyente”

“…Esperemos que se avance en el diálogo y que se realicen las tareas necesarias para solucionar esta falta; nosotros aquí seguimos pasándola muy mal”



miércoles, 16 de octubre de 2013

¡Basta de violencias, basta de narco-policía!


“Los hombres temen al pensamiento más que a cualquier otra cosa en la tierra –más que a la ruina, incluso más que a la muerte-. El pensamiento es subversivo y revolucionario, destructivo y terrible; el pensamiento es despiadado con el privilegio, las instituciones establecidas,  y los hábitos confortables; el pensamiento es anárquico y sin ley, indiferente a la autoridad, despreocupado de la acreditada sabiduría de las edades (…) Pero para que el pensamiento llegue a ser posesión de muchos, no el privilegio de unos pocos, debemos eliminar el temor. Es el temor lo que contiene a los hombres –el temor de que sus acendradas creencias resulten engañosas, el temor de que las instituciones por las que viven resulten dañinas, el temor de que ellos mismos resulten menos dignos de respeto de lo que habían supuesto que eran. “¿Debe el trabajador pensar libremente acerca de la propiedad?  Entonces, ¿qué nos ocurriría a nosotros los ricos?” ¿Deben los jóvenes (…) pensar libremente acerca del sexo? Entonces, ¿qué ocurrirá con la moralidad? ¿Deben los soldados pensar libremente acerca de la guerra? Entonces, ¿qué ocurrirá con la disciplina  militar?  ¡Basta de pensamiento! ¡Retornemos a las sombras del prejuicio, para que no corran peligro la propiedad, la moral y la guerra! Es mejor que los hombres sean estúpidos, lerdos y tiránicos, y no que su pensamiento sea libre. En efecto, si su pensamiento fuera libre, podrían no pensar como nosotros. Y este desastre debe evitarse a toda costa” (…)
Bertrand Russell, Principios de reconstrucción social, 1916[1]



Fundiéndose en colectivo humano, los cordobeses se acercaron esta tarde a plaza Vélez Sarsfield, para demostrar el hastío generalizado, el hartazgo incontenible, frente a las violencias de la narco-policía, la impunidad del poder, y en apoyo al periodista Tomás Méndez, miembro del equipo del programa periodístico ADN, a quien habrían amenazado de muerte[2].

Durante la ocasión, la nutrida concurrencia acompañó con palmas, entonó el nombre de “Tomas”, y concluyó cantando: “qué se  vayan, que se vayan, que se vayan,  que se vayan, que se vayan…”, refiriéndose al actual gobernador cordobés y su pléyade de funcionarios.

“Estamos cansados de la corrupción, de las asociaciones ilícitas, y de que desde el mismo gobierno provincial se ejerza todo tipo de manifestaciones de violencia, se alimente el negocio de las drogas, en vez de combatirlo, se amenace por decir las verdades que no les conviene, y se criminalice a los pobres, en vez de otorgar mayores oportunidades de inclusión…; hoy venimos a apoyar a los trabajadores de ADN, pero también venimos a pedir que se termine con tanta impunidad; ¡Basta de violencias, basta de narco-policía!”, manifestó un vecino, bajo el aplauso de la gente.

















[1] Reflexión  de  Bertrand  Russell,  En:  Fromm,  Erich  (1989)  Sobre  la  desobediencia  y  otros
ensayos. Paidós. Buenos Aires. Pg.  55-56.

[2] <Tomás Méndez presentó una denuncia por amenazas de muerte>. Diario La Voz del Interior. 8/10/13. Disponible en: http://www.lavoz.com.ar/politica/tomas-mendez-presento-una-denuncia-por-amenazas-de-muerte [Último acceso, 16 de octubre de 2013]. 

martes, 8 de octubre de 2013

La compleja travesía de las zanahorias, y otros sucedidos*




Por Alexis Rasftopolo

<…Y consolarse con la idea de que nacer es un proceso que nunca termina>
Roberto Juarroz.
                                      
                                                  <… ¡Ya sé, no me digás! ¡Tenés razón! La vida es una herida absurda…>
Cátulo Castillo.


Esta historia comienza con la evocación del último sábado: sol generoso, cielo inconmensurable, desembarazado de nubes y la promesa renovada de sus hijos e hijas, mortales pedestres, de un instante de dicha, compartiendo el tiempo junto a los suyos.

Sin embargo, a este preámbulo apacible deviene un sucedido inefable. Pues, a decir verdad, Jorge no hubiera pensado nunca que el modesto derrotero en busca de las zanahorias para el almuerzo del mediodía, iba a depararle un periplo inenarrable, que trataremos de narrar en lo que sigue.

Nos encontramos en Barrio Pueblos Unidos, situado al sur de la ciudad de Córdoba, paraje exento del alcance de  las políticas municipales y provinciales. Aquí viven numerosas familias que han venido del Perú, Bolivia, y el Paraguay,  en busca de mejores oportunidades. Con esfuerzos han levantado sus hogares y llenado de vida lo que ahora es un vecindario que se nos presenta precario, pero pujante, como con ganas de seguir creciendo, más allá de la posible contaminación que existe en el suelo de la zona, debido  a que, décadas precedentes, el sitio habría sido utilizado como un basural.

El caso es que hasta la verdulería del barrio llegó este joven, hablamos de Jorge, en busca de las hortalizas que nunca pudo conseguir; pues, las visicitudes lo llevaron a encabezar una juntada vecinal para ayudar a  una de las mujeres del barrio a desalojar a una familia que engañada, y con la urgencia de varias desdichas encima, le usurpó su vivienda.

Este sucedido, lamentable, y que sacudió el mediodía imperturbable de Barrio Pueblos Unidos, suele no ser infrecuente. Fue la hermana de la propietaria del hogar, Margarita, quien se enteró que le habían entrado a la casa, y ni bien pudo, se acercó hasta la verdulería en la que, en ese mismo momento, también se encontraba Jorge. Con desesperación y nervios, Margarita comentó el hecho a su tía Emilia que atiende en el comercio, y de inmediato esta última llamó a la policía.

Los integrantes de La Tosco en el Movimiento Evita, que se encontraban en compañía de los niños y algunas madres del barrio limpiando  la plaza del lugar y pintando sus escaleras, bancos y hamacas, se hicieron eco de la situación. Entre tanto, y luego de una deliberación entre los circunstantes en la verdulería, fue Jorge quien –recordando seguramente que pasó por un hecho similar no hace mucho- tomó el altavoz cedido por Emilia y se lanzó por los caminos del barrio a convocar a los vecinos. La estrategia fue juntar a la mayoría e intimar a esta familia que había tomado posesión del hogar ajeno por la fuerza.
-¡Vecinos, atención vecinos, necesitamos su colaboración-, -vociferaba, -¡le han entrado a la casa a una de nuestras vecinas!-. 






Más allá de la exhortación, no muchos se sumaron sino hasta después, cuando ya era considerable el número de personas que se encontraba en frente de la casa tomada.

Momentos previos, Margarita había ido junto a su madre a querer pedirle a la familia que había ingresado sin permiso al hogar de su hermana que se retirara; cuestión que resultó infructuosa y hasta con algunos episodios de violencia. A todo esto, la propietaria del lugar, Juana, ya se había venido desde su trabajo, corriendo, para hacer frente a la situación. Y se encontró con el siguiente panorama: sus parientes gritándose con el hombre y su compañera que se habían metido en su domicilio; una jauría de perros al costado que armaron un pleito y levantaron una polvareda, y frente a todo, los vecinos y vecinas, grandes y chicos, que se encontraban haciendo presencia, observando y sumando sus exhortaciones.

Para entonces Jorge se encontraba en medio de este intríngulis,  olvidando completamente las zanahorias y su almuerzo. Y entre varios de los presentes se comenzó a exigir a la familia que se retirara de ese hogar que no era el suyo. Luego de un dilatado intercambio verbal, cargado de encono desde ambos lados, la instantánea del momento era evidente: esta joven familia, desesperada, y sin oportunidades, había ingresado al hogar de juana luego de llegar allí con el dato preciso de que la casa en cuestión se encontraba gran parte de la semana vacía, ya que Juana -quien trabajaba durante la semana fuera del barrio-, llegaba a su hogar muy esporádicamente; la información aparentemente se lo pasó uno de los vecinos de Juana  a quien, inescrupuloso, no le importó el daño que ello acarrearía.

El desenlace, por fortuna, no conllevó hechos de violencia física, aunque sí dió claras muestras de una violencia estructural, simbólica y bien concreta: tanto de un lado como de otro, se trató de familias que se encuentran a la intemperie, excluidas, que tratan de sobrellevar sus días como pueden, a donde no llega ninguna política municipal y provincial y donde solo queda, las más de las veces, resistir con los dientes apretados y con una desgracia que se evidencia en los ojos y se dice con todo el cuerpo.

Una desgracia que si bien golpea por igual a todos los vecinos de la zona, no obstante, es contrarrestada por estos con trabajo y mediante un constante aprendizaje de convivencia, más allá de que estos episodios funestos se sucedan de seguido, producto de la incertidumbre y las malas intenciones.

A pesar de los pesares, de los llantos y del mal rato, la familia que ingresó al hogar que no era suyo, se retiró sin violencia, una vez llegada la policía. Se trató de un hombre, su compañera y su hijo, a quién en el mismo desenlace de este episodio, aquel vecino que había cobrado por pasarles la información y vendido el terreno ajeno, le terminó por devolver  el dinero. Aunque parezca inverosímil nadie lo linchó.

Pese a este momento desgraciado, los vecinos de Pueblos Unidos que se encontraban en aquél momento, sostuvieron que no tendrían inconvenientes en ayudar a estas personas que ingresaron en el hogar de Juana, a construirse su vivienda allí en el barrio, o a conseguirles un espacio; seguramente entendiendo lo que cuesta un techo y lo problemático de su carencia.

Hay mucho que aprender de los vecinos del Barrio Pueblos Unidos. Su paciencia y su entendimiento, en momentos incluso álgidos como el vivenciado este último sábado, es un ejemplo de su grandeza y solidaridad.
También, este sucedido, nos enseñó a Jorge  y a nosotros, los de La Tosco en el Movimiento Evita, que el camino en busca de las zanahorias puede tornarse, como la vida, inesperado y harto complejo.

Queda reflexionar sobre la situación de estas familias, y no solo de ellas. Pensando en las desigualdades crecientes que atraviesan a los pueblos de este mundo contemporáneo, sobre esa pauperidad que lastima y aprisiona, y  sobre la riqueza fanfarrona y mal habida de los dueños del poder que se explícita en las revistas pornofinancieras, y que habla, implícitamente, en la pobreza de los desdichados de todos los rincones.



*Los nombres de los protagonistas de los acontecimientos mencionados aquí han sido cambiados por razones de discreción.
 

martes, 3 de septiembre de 2013

Huellas


                                                                                                        Por Guido Montali

-¿Por qué dice que somos pequeños? No me gusta la frase, somos grandes.
- No compañera, lo que estamos queriendo decir es que no nos sentimos más que nadie, que somos todos iguales, en realidad lo importante de la frase es esto del final, que haciendo cosas pequeñas podemos cambiar el mundo.
 
- No me gusta igual, tenemos que dejar de sentirnos pequeños, siempre hacemos lo mismo, nos tiramos abajo, nos achicamos, y así estamos.
- Yo digo que la compañera tiene razón. Tenemos que poner que somos grandes, que diga así: “Gente grande haciendo cosas pequeñas pueden cambiar el mundo”, no gente pequeña.

Con el dedo, Diego iba subrayando la frase sobre la pared azul. Nosotros comprendimos, y borramos el adjetivo “pequeña”, y si che, tenían razón.

La escena corresponde a una jornada de colores. Por el sol, por el azul y el rojo de la garita, por nuestras sonrisas al ver terminado algo que empezamos tiempo atrás. Porque las sonrisas tienen colores, porque los abrazos pintan mejor que los pinceles y porque un colectivo pudo, por fin, sentarse a esperar otro colectivo. A buenos entendidos no hará falta explicar la alegoría, pero por si las dudas, La Tosco al E4.
Proceso que empezó en jornadas de otoño matinal, con botellas de tierra, embudos inventados, manos haciendo honor a su nombre y miradas cómplices, porque sabíamos que arrancaba algo complicado, sin fecha de finalización certera. Pero imaginábamos los colores de ese último día, y quien imagina tiene, inevitablemente, parte del camino hecho. Quien imagina mueve pulsiones, mueve energías, pucha, imaginar es movilizar. Pero claro, por algún lado había que empezar. Materiales reciclados, dijimos. Y nos miramos. Y volvimos a mirar para el otro lado. Toda la ronda. Tranquilos, nunca falta la mano de alguna arquitecta anarquista, con buena vibra contagiosa y entendida en el tema de hacer rendir recursos. Lo primero, los ladrillos. A juntar botellas viejas, con tapa preferentemente, tenemos que llenarlas de tierra hasta el tope, que no quede aire. Ahí, sobre un montículo de escombros y unas cuentas otras cosas en descomposición se fue cocinando la primera etapa, haciendo la materia prima, con rondas donde las charlas entre vecinos, militantes, colaboradores ocasionales, curiosos y algún que otro perro, tocaban temas tan dispares como el lamentable proceso de la caída de cabello de una de nuestras compañeras, la coyuntura política local y nacional, la suerte del pirata y la T o los entredichos de la semana en los canales de televisión. Compartimos, y sabíamos todos en el fondo que la materia prima no eran solamente los ladrillos sustentables, que los cimientos de lo que sería la garita iban mucho más allá de esos plásticos viejos. Y cuando nos sentáramos sobre el asiento que proyectábamos íbamos en realidad a sentarnos sobre todos esos días, y eso si que son masajes para el culo. Uf, pero cuanto faltaba. Pausa lector, anda a servirte agua de la canilla que todavía te falta mucho. 
Segunda etapa. Pozo y estructura. Casa por casa fuimos recolectando herramientas, lo que fuese, una pala, una pinza, un destornillador, todo lo que de alguna manera pudiera encauzar el ingenio. Bajo la eficaz dirección de unos cuantos vecinos entendidos en la materia, el pozo nos lleno los ojos con su forma de garita –sabríamos jornadas más tarde que tanta emoción había provocado un pozo para poner dos garitas y estacionar el colectivo, cosas que se arreglan che-. Estructura: vigas de metal, miramos la mayoría extrañados las explicaciones de los vecinos y nuestra arquitecta, pero no podíamos hacer otra cosa más que decir que sí, que habíamos comprendido. Sabrá usted, los cortes en los brazos duraron unos cuantos días. Amén de este detalle, estructura montada sobre el pozo, los huesos de nuestra garita. Por esos días el invierno era crudo pero nada podía hacer para quebrar tanto entusiasmo.


Entre visitas a ferreterías, madereras y otros cuantos locales de usos múltiples nos hicimos con los materiales, y al pisar el barrio los vecinos nos retaban por nuestro retraso. Habíamos llegado a la etapa crucial: el relleno. Hacer la mezcla fue un proceso excepcional, que produjo tantas carcajadas y cargadas que los setenta metros que separaban la mezcladora –prestada por un vecino- de la garita no parecían gran cosa, bueno, al menos en los primeros viajes. Parafraseando, sea eterna la carretilla que supimos conseguir. Con ese único y ya histórico elemento de traslado fuimos de aquí para allá, de la mezcladora a la garita, de la garita a la mezcladora. Más de uno y una andará preguntándose cómo se hace una mezcla, y pregunte, no sea tímido. Cemento, arena de donde pudiéramos sacar y una piedrita muy chiquita, ¿era granilla? Un fletero interesado en el proceso nos dono las piedritas y abrió las puertas de su casa, su familia y su historia, “vení a saludar hija, estos son los loquitos que vemos ahí los sábados”. Hoy, sus aportes descansan mezclados con botellas rellenas, arena inventada y cemento regateado, y actos y palabras en esa gran memoria que es la garita. Pero no nos apresuremos, que vachache si te faltaba un montón. Las palas iban rotando, asimilando las huellas de todos los presentes en cada jornada, pasáme un rato que ya estas cansado, dale voy a buscar más mezcla. Así, de a poco, entre todos, una capa de mezcla, una de botellas, una de mezcla, una de botellas, una de mezcla, metéle más agua a la próxima ehhh, ahhh daleeee, una de botellas. Se te está escapando por el costado, y qué querés si este encofrado se niega a hacerme caso. Las dificultades, de ese orden. No vamos a andar contando cada jornada, pero hacete la idea, así fuimos terminando la base, y eso valía una choripaneada. Que complejas las paredes, las botellas reacias a usarse como ladrillo vertical y la mezcla queriendo escaparse. Algún vecino nos comento como veía a la policía robándose las maderas que contenían el proceso de secado, y bueno, la tarea de las fuerzas represivas del orden es siempre el de no permitir el surgimiento de lo nuevo, de lo disruptivo. Sobre todo porque su materialización tiene una historia, y esa historia, chamigo, no les conviene. 
Para no hacértela muy larga, después de un interregno eleccionario en el que estuvimos, vecinos y militantes, abocados a otras tareas, emprendimos la última etapa de construcción de paredes, íntegramente realizada por los vecinos que tanto se reían de nuestras torpezas. Llegamos, así, al día de los colores. ¿Qué se puede decir que no sea caer en frases hechas? ¿Qué podemos contarte que no sea usar las palabritas que intuís van a venir? Preferimos que no, que sabés perfectamente lo que un proceso así implica, una construcción colectiva integra, sin división de tareas manuales e intelectuales, todos articulando esfuerzos, dando opiniones, intercambiando pareceres, y ya no sólo sobre la garita, sino sobre nuestras vidas, sobre nuestras historias, sobre las alegrías y los traspiés, las esperanzas y frustraciones, y todo eso entre la mezcla pegada hasta en el que te dije, las carcajadas desencadenadas de anécdotas, los mates lavados y los gritos a los choferes del E4: cheee mirá lo que estamos haciendo, paren acá la próxima, subiendo y explicándoles, explicándonos. Quizá mientras cerramos estas notas un vecino este esperando al E4 como nosotros el sábado pasado, y estará sentado sobre algo que es más que una garita de colectivo. O al menos una garita de colectivo tal como solemos considerarla. Seguramente cada vez que uno de nosotros vuelva a sentarse en cualquier garita piense en su origen e intuirá una empresa, en el mejor de los casos licitada sin choreos. De lo que podemos estar seguros es que cuando alguien se siente en la garita del E4 de La Bajada sentirá vibraciones, escuchará voces, oirá risas, mirará atenta una mano que pasa rápido por un pedacito que quedó sin pintar y se esfuma. Es un pedazo de cosa viva, un depósito de de memorias sobre jornadas de trabajo conjunto, huellas de lo compartido. Decían por ahí que lo maravilloso del trabajo humano es su potencia en términos creativos, y analizaban cómo el sistema enajena al hombre de eso, haciendo que no pueda ser consciente de su facultad, que lo que produce se vuelva cosa en sí misma, se fetichice. Pasarán los días, los meses, quizá de nuestro recuerdo cotidiano vayan borrándose los manchones de esos días, pero bastará sentarse en la garita del E4 para escuchar su voz, ¡eh culeado le falta arena a la mezclaaa! 















lunes, 2 de septiembre de 2013

El movimiento Evita apoya a la Comunidad Siria


En la tarde de hoy miembros de la Comunidad Siria en Córdoba, encabezaron, acompañados por el Movimiento Evita  y otras varias organizaciones sociales, una marcha y posterior acto en la Plaza Jerónimo Luis de Cabrera, en apoyo a la República de Siria, en medio de la encrucijada en que se encuentra dicho país tras ser el blanco de tergiversaciones y maniobras geopolíticas impulsadas por los EEUU y sus aliados para promover un conflicto armado.

Merece un repudio generalizado toda la seguidilla de operaciones que los EEUU, y sus aliados, bajo al acompañamiento de la OTAN, vienen concretando con el fin de justificar un conflicto bélico, y en cuyo blanco se encuentra Siria, bajo la presidencia de Bashar al- Assad.

Frente a los conflictos internos en Siria, o los que se susciten en la región del mundo árabe -o en cualquier parte del planeta-, en todo caso, tendría que intervenir la Organización de Naciones Unidas (que, para esos fines y frente a circunstancias de esas características ha sido gestada, supuestamente), o desarrollarse actividades diplomáticas de restablecimiento de la paz; pero no tolerar, como históricamente ha venido sucediendo, en distintas ocasiones, que los EEUU, y otras potencias que les colaboran, utilicen sus excusas para seguir interviniendo otros países y  haciendo negocios a costa de la muerte y de la devastación del planeta; pues, de desencadenarse otro conflicto armado, los afectados no serán solamente los más de 20 millones de sirios. 

De lo que se trata es que las guerras dejen de existir y de ser el derrotero de la política sucia, en su modalidad más directa, para seguir haciendo dinero, sin que importe nada más, incluso nuestro propio destino como humanidad.

Días atrás, el presidente ruso Vladímir Putin solicitó a Barack Obama que se demuestren pruebas concretas y fehacientes de la utilización por parte del gobierno sirio de armas químicas; y, además, lo instó a que, <en su carácter de premio nobel de la paz, antes de emprender una guerra, piense en las victimas> y en los efectos negativos que tendría otra guerra.

Asimismo, sostuvo: <…¿acaso se resolvió aunque sea un sólo problema en Afganistán, Irak y Libia? Porque allí no hay ni paz ni democracia algunas como supuestamente pretendían, no hay ni una paz civil elemental ni equilibrio…>[1]















[1] Palabras del mandatario ruso durante una conferencia de prensa. Más información en: El Universal http://www.eluniversal.com/internacional/conflicto-en-siria/130831/moscu-exige-a-eeuu-que-demuestre-que-el-gobierno-sirio-uso-armas-quimi [Último acceso, 2 de setiembre de 2013].

domingo, 14 de julio de 2013

Integrantes del Movimiento Evita conjuntamente con las familias de la Comunidad El Campamento compartieron Locro y bingo popular



Desde bien temprano, en un soleado día domingo, 14 de julio, desembarazado de nubes,  integrantes del Movimiento Evita estuvieron junto a las vecinas y vecinos de la Comunidad El Campamento de Alta Córdoba, para compartir una jornada colectiva y en familia. La excusa de convidarse con un locro y un bingo, principalmente, apuntó a fortalecer la cohesión entre las familias de la Comunidad y entre los vecinos de zonas aledañas quienes se acercaron a compartir también el banquete y la compañía.
En dicha ocasión, se contó además con la presencia de Andrés Guzmán integrante del Movimiento Evita y uno de los candidatos a diputados por Córdoba en la lista del Frente para la Victoria (FPV), acompañando a la ex rectora Carolina Scotto, quien encabeza la lista de candidatos a legisladores por el frente, de cara a las primarias legislativas que se estarán realizando en el mes de agosto próximo.
Durante la ocasión, Guzmán resaltó la importancia del trabajo que se viene haciendo desde hace tiempo en la Comunidad El Campamento, en la que viven alrededor de sesenta familias. En relación a eso, hace tres años que los integrantes del Movimiento Evita  vienen acompañando con énfasis a los vecinos y vecinas del lugar en diversas actividades culturales y educativas, como así también  en cuestiones ligadas a la problemática de la vivienda y los servicios básicos de agua, luz, y cuestiones urbanas.
La jornada ha contado con la participación de muchos vecinos y vecinas. Y nos ha dejado instantáneas, claras, de la importancia de una política que se construye desde abajo y en el ámbito cotidiano, fortaleciendo los vínculos barriales, a partir del trabajo colaborativo y que, en el contexto nacional, tiene su correlato en las políticas sociales que viene impulsando el gobierno kirchnerista y que, en una década de trabajo, ha dado prioridad también al empoderamiento del tejido social.











lunes, 17 de junio de 2013

El sentido de lo colectivo: continúan las labores y actividades en las comunidades Bajada San José y Campamento


Vecinas y  vecinos de las comunidades e integrantes de La Tosco en el Movimiento Evita continúan con las actividades en los territorios. Los esfuerzos son importantes y  los resultados afloran y, con ellos, el sentido de lo colectivo.

Aquí, algunas de las instantáneas de los fines de semana de trabajo, y alegría del hacer. 

En la Comunidad Bajada San José se prosigue con la edificación de la parada de transporte público urbano, con materiales descartables:



En tanto que, en El Campamento, se llevó a cabo el segundo encuentro vecinal, junto a los vecinos  y vecinas del Regino Maders  y parientes invitados. Día grato, de convite y bingo, donde hubo algarabía por parte de los y las victoriosos.