domingo, 12 de mayo de 2013

¡Bingo!





Tebas, la de las Siete Puertas, ¿quién la construyó?
En los libros figuran los nombres de los reyes.
¿Arrastraron los reyes los grandes bloques de piedra?
Y Babilonia, destruida tantas veces,
¿quién la volvió a construir otras tantas? ¿En qué casas
de la dorada Lima vivían los obreros que la construyeron?
La noche en que fue terminada la Muralla china,
¿a dónde fueron los albañiles? Roma la Grande
está llena de arcos de triunfo. ¿Quién los erigió?
¿Sobre quiénes triunfaron los Césares? Bizancio, tan cantada,
¿tenía sólo palacios para sus habitantes? Hasta en la fabulosa Atlántida,
la noche en que el mar se la tragaba, los habitantes clamaban
pidiendo ayuda a sus esclavos.
El joven Alejandro conquistó la India.
¿El sólo?
César venció a los galos.
¿No llevaba consigo ni siquiera un cocinero?
Felipe II lloró al hundirse
su flota. ¿No lloró nadie más?
Federico II ganó la Guerra de los Siete Años.
¿Quién la ganó, además?
Una victoria en cada página.
¿Quién cocinaba los banquetes de la victoria?
Un gran hombre cada diez años.
¿Quién paga sus gastos?
Una pregunta para cada historia.

Bertolt Brecht, Preguntas de un obrero ante un libro.
 En: Historias de Almanaque (1939).



En muchas ocasiones se nos quiere hacer creer que la historia la forjaron héroes de bronce en primer plano (quienes en todo caso, y a veces,  fueron ayudados en sus hazañas,  por unos cientos de hombres y mujeres, que a lo sumo son seres sin nombre traídos a colación en forma de números, meros datos cuantitativos, nombres olvidados, biografías desconocidas),  evocados en relatos que los muestran siempre impetuosos, magnánimos, sublimes, perfectos. 

Sin embargo, textos como el de Brecht nos devuelve el sentido común para poder mirar más allá de lo que se nos muestra: pues, por más que parezca obvio, hay que decirlo: los procesos son colectivos.
Y la historia se hace a cada instante, en la dimensión de lo cotidiano.

En un memorable encuentro, en aquellas citas  de la <Noticia rebelde>, Jorge Ginzburg, y Carlos Abrevaya, le preguntaron a Roberto Gómez Bolaños –el gran humorista mexicano- que pensaba de héroes como Superman o He-Man, a lo que el entrevistado respondió: 

<-No son héroes, héroe es el Chapulín Colorado –y esto es serio-; el heroísmo no consiste en carecer de miedo, sino en superarlo: aquellos no tienen miedo, Batman, Superman, son todopoderosos no pueden tener miedo…; el Chapulín Colorado se muere de miedo, es torpe, débil, tonto, etcétera, y consciente de esas deficiencias, se enfrenta al problema, ese es un héroe…; y pierde; otra característica de los héroes…, los héroes pierden muchas veces…, después sus ideas triunfan…, pero, mientras tanto, el héroe, ¿cuántos fusilados conocemos?>

Pues ¡bingo señoras y señores!;  ¡bingo!, porque en la tarde de ayer, domingo de un sol prominente, esos héroes trabajaron todas y todos juntos, para hacer frente a los inconvenientes con alegría, en pos de llevar a cabo un encuentro vecinal, con invitados y amigos, donde en plena celebración de un bingo popular, la excusa fue encontrarse, convidarse al juego, y, así, juntar fondos para cubrir los gastos que demanda un examen de potabilidad de agua. 
El mundo giró en torno a estas mesas, por un ratito

En plena algarabía, nuestros héroes –mujeres y hombres de trabajo, de familia,  de edades diferentes-, se entregaron a ese ámbito lúdico, que se fue su mundo, nuestro mundo, y por un ratito, todo sucedía en aquellas mesas unidas, en aquella ronda colosal, donde entre banquetes y señas, y conversas, y picardías, la idea era entregarse al disfrute con el otro, y porque no, salir ganancioso o gananciosa, y recibir aplausos y reconocimientos de sus semejantes, gesto noble, bonito, que levanta  el espíritu, hace reir, y sentirse gratísimo. 

Puede pensarse que son aspectos banales, en el contexto de una vida que va de prisa, que exige esfuerzos descomunales, y retribuye a veces de a cuenta gotas –si retribuye-, pero nada de eso. Se trata de un proceso de comunicación, de poner en común, de compartir, y lograr, así, ir materializando una política que empieza por el afecto. 

En tiempos de conexiones mediadas por las tecnologías más diversas, la tecnología de estos héroes fue, ayer, la de la palabra. La de un contacto cercano.

Y el objetivo se logro: ¡bingo señoras y señores!

Se han obtenido los fondos requeridos por los vecinos para hacer el examen de potabilidad del agua y, de ese modo, saber, científicamente, en que estado se encuentra el recurso elemental que se requiere y consumo, en la comunidad, diariamente. 
Vecinas y Vecinos del Psaje Regino Maders y Campamento

Desde la Tosco en el Evita, celebramos y acompañamos el trabajo colectivo y el compromiso de  asumir los desafíos, por parte de los vecinos y vecinas.

Hace poco una de las compañeras, ante  la gratitud que experimentó por los avances que se vienen dando en el trabajo territorial y político-social en conjunto con vecinas y vecinos de la Comunidad Bajada San José, exclamó: <siento una alegría enorme, a pesar del cansancio. Tengo el pecho infladazo.
Bien podríamos decir, compartiendo ese sentir: <nosotros y nosotras  también>