viernes, 21 de octubre de 2011

Ante el cobarde asesinato del líder del Pueblo Libio



Fue Muhamar el Gadafi un lider sin igual para su Pueblo desde que allá por septiembre de 1969 lideró la revolución socialista que derrocó al rey Idris I, fundando así la República Árabe de Siria.

Aquel mítico dirigente que se alineó con los países no alineados en los '70, fue la esperanza revolucionaria para el mundo entero, pero particularmente para los revolucionarios árabes por muchos años.

Cuando el mundo se caía a pedazos fue atacado por el imperio, y por razones que la historia juzgará terminó negociando con ellos y en algunos momentos hasta colaboró explícitamente. Pero no es lo que nos preocupa en este momento.

Lo que importa hoy a quienes nos sentimos hermanos de todos los pueblos libres del mundo y esperamos para ellos la salida política para resolver los conflictos internos, como nos enseñara Nestor Kirchner, es que este líder que hasta hace unos meses gobernaba pacíficamente Libia, ha sido destituido y luego cobardemente asesinado, no por una rebelión popular disconforme con la deformación del rumbo socialista que había tomado finallmente la revolución, sino por una fuerza que reune entre sus comandantes a personajes nefastos relacionados con la CIA, al Qaeda y la OTAN. En nombre del "mundo libre" los países que generaron la actual crisis económica por la misma tómbola de sus corporaciones, hoy han invadido Libia y la han llevado a una guerra civil con el objetivo claro del apoderamiento de su petróleo, petróleo tan necesario para ellos, sobre todo para Francia e Italia, para poder calmar de un manotazo algunas de las consecuencias de la crisis que pone en jaque a sus gobiernos.

¿Quienes son estos señores que mantienen a 2/3 de la población mundial bajo el hambre crónica, para autoproclamarse comisarios morales del régimen mundial? ¿Quienes son los responsables de los mayores genocidios que haya conocido la humanidad, para intervenir en los asuntos internos de un Pueblo que tiene formas propias para resolver sus conflictos? Son los dueños del mundo, o al menos de las riquezas y las armas que les permiten seguir imponiendo su cultura de la muerte, esa que llaman capitalismo, a todo aquel que se interponga en su camino.

Muhamar el Gadafi ya no es la cara del Che en el mundo árabe como lo supo ser en su momento, pero ¿que carajo importa eso?. Este hecho solo vuelve a demostrar que el imperialismo, como fase superior del capitalismo, es capaz de las mayores atrocidades con tal de mantener el orden mundial en manos de unas pocas familias, unas pocas corporaciones, aunque esto cueste el hambre y la muerte de millones de seres humanos.



Como latinoamericanos sentimos en carne propia la bota del imperialismo por muchos años. Por eso defendemos el rumbo elegido por los actuales gobiernos populares de la Patria Grande, que supo delinear el compañero Nestor Carlos Kirchner y que hoy continúan tanto la compañera Cristina, como así también los gobiernos de Venezuela, Bolivia, Ecuador, Cuba, Uruguay, Brasil, Perú y Paraguay. Defendemos este rumbo no porque seamos pacifistas, sino porque no queremos más mártires, y porque se nos ha demostrado que la salida política es tanto la más segura en la consolidación de los cambios como la menos traumática para nuestros Pueblos que no tienen que volver a llorar la sangre de sus mejores hijos.

Ante la actual coyuntura latinoamericana, debemos continuar luchando y organizándonos alegremente, como lo venimos haciendo, pero no podemos bajar la guardia. Al imperialismo no hay que darle "ni tantito así" nos decía el Che, y el día que estas bestias hayan resuelto los conflictos que generaron para apropiarse de las riquezas del mundo árabe, volverán a mirar a nuestra tierra para recuperar el terreno perdido. No escatiman en gastos a la hora de cumplir sus objetivos.

Nuestra preocupación no debe desmovilizarnos, sino todo lo contrario, debemos seguir construyendo desde el amor, desde la alegría y el triunfo de Cristina el próximo 23 de octubre debe darnos la paz necesaria para repensar la profundización del modelo, para organizarnos como Pueblo, para que no tengan nunca estos asesinos, la posibilidad de debilitarnos. Nuestro norte es el Sur, nuestro dolor está hoy con los hermanos Libios que ponen su sangre para enfrentar al imperialismo, nuestro esfuerzo militante estará puesto siempre en la construcción de una América Latina unida y sólida, que sirva de ejemplo al mundo que ha dejado de creer que un mundo mejor es posible.

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