sábado, 7 de julio de 2012

Los gorilas y su tendencia a la "enfermedad holandesa"


Desburrandonos un poco...
Se conoce como la “enfermedad holandesa” al efecto que tiene sobre el tejido industrial de un país la sobreabundancia de recursos naturales. En efecto, el disponer de recursos naturales en
abundancia puede suponer un riesgo en el mediano y largo plazo debido a la posibilidad de hacer depender el sistema económico de un país a esos recursos.

El nombre de “enfermedad holandesa” se deriva de un episodio sucedido en Holanda a partir del descubrimiento de yacimientos de gas natural a comienzos de los años setenta del siglo XX y sus
efectos en la economía holandesa.

La sobreabundancia de recurso naturales generó un aumento de sus exportaciones. Este incremento de las ventas externas del gas natural provoco un importante flujo monetario hacia Holanda, lo cual se tradujo en una apreciación del tipo de cambio. La reducción del tipo de cambio a su vez implicó un abaratamiento de los productos industriales. Asimismo, la sobrevaluación del tipo de cambio se tradujo en una fuerte disminución de las exportaciones industriales.

Por lo tanto, el descubrimiento y la exportación de gas natural provoco una primarización de las exportaciones y un “boom” importador de productos industriales con valor agregado generando una desestructuración del aparato industrial holandés. Este fenómeno aumentaba la vulnerabilidad de la economía holandesa al depender cada vez más de la producción y exportación de un solo producto.

Si el recurso natural se agota o se produce una caída del precio del mismo a nivel internacional el flujo monetario se detiene y el país se encuentra sin un aparato industrial sólido y diversificado con el cual sostener el desarrollo de mediano y largo plazo. De esta manera, la “enfermedad holandesa”, es estructurar a una economía en la producción y exportación de un producto primario, lo cual generaría beneficios a corto plazo pero vulnerabilidad y dependencia para el mediano y largo plazo.

Este mismo fenómeno se produce en países fuertemente petroleros, en los que el significativo aumento del precio del petróleo provoca fuerte entradas de divisas generando una apreciación del tipo de cambio y por lo tanto una reducción de la competitividad externa del resto de las actividades productivas primarizando a la economía y a las exportaciones. 

El modelo “agroexportador” argentino desarrollado entre 1880 y 1930 fue una demostración de la “enfermedad holandesa”. La crisis de 1930 y la caída del mercado mundial se tradujo en el “derrumbe” del modelo y en la necesidad de desarrollar un nuevo modelo de acumulación conocido como la industrialización por sustitución de importaciones. 

Con mucho orgullo podemos decir que desde el 2003 uno de los pilares del nuevo modelo es la decisión de mantener un nivel de tipo de cambio capaz de estimular la oferta interna de bienes y servicios. En efecto, este esfuerzo por mantener un tipo de cambio competitivo en un contexto de fuertes superávits comerciales y de cuenta corriente, ha generado una ampliación de la oferta interna en sectores intensivos en mano de obra, que posibilitó la creación de más de cuatro millones de puesto de trabajo. No es menor destacar que, de estos nuevos empleos, los industriales ocupan un lugar central, no solo por la cantidad sino por ser uno de los sectores productivos con mas alto grado de formalidad, sindicalización, etc...

Otro pilar es la diversificación del destino de nuestras exportaciones en un mundo cada día más inundado de productos provenientes de los BRICS, un claro ejemplo de esto es la última misión comercial que tuvo como destino Angola, no podemos dejar de nombrar las políticas de protección de la industria argentina como el antidumping, licencia no automáticas y valores criterios entre otros, nos da la tranquilidad de saber que argentina no es víctima de la enfermedad holandesa a pesar de contar con una envidiable cantidad de recursos naturales y precios comodities cada día mas altos.

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